sábado, 27 de diciembre de 2008

Reviviendo a otro Olmo

Contar la historia de este olmo, como la de los tres con los que me inicié en el cultivo del bonsái, es contar parte de mi historia como bonsaika.
Este es otro de esos árboles que me han acompañado casi desde mis inicios en este mundo. Los primeros años no les hacía casi fotografías, no había llegado aún la era digital, y los carretes los dedicaba a otras imágenes más familiares. A pesar de todo, de vez en cuando alguno se convertía en protagonista.
Este ejemplar de Ulmus minor también es procedente del vivero forestal de María (Almería), y cuando lo recogí era apenas un plantón de unos dos años. Lo cultivé varios años en estilo vertical informal, sufriendo mis primeras aproximaciones al alambrado, la poda y los defoliados. La primera imagen que conservo de él data del año 1993, y hacía poco que lo había transplantado a este enorme tiesto, con la intención de que creciera a sus anchas.
El problema es que en aquellos años, mis ganas de hacer cosas no dejaban que el árbol desarrollase mucho, los contínuos pinzados y podas lo mantenían siempre muy raquítico, y el tronco apenas engrosaba cada nuevo año. Cinco años después estaba más alto y las ramas principales empezaban a engrosar.
En el año 2000, tras realizarle una poda de ramas y otra de raíces, intentando arreglar los defectos del nebari, el olmo lucía así. El troco había engrosado, pero mínimamente, en estos primeros 8 años de cultivo. Si lo hubiese plantado en tierra tendría ahora un enorme ejemplar con el que trabajar, pero como en el caso del primer olmo que os mostré, este tipo de cultivo en maceta también tiene sus puntos positivos. Se adquiere el "mochikomi".

En el año 2002, hice estas fotografías, antes y después de uno de los defoliados y alambrados:


En el 2003 me decidí a transformado en estilo inclinado, aprovechando una rama lateral, de esta manera también se pretendía dar conicidad al tronco, que era muy parejo en todo su recorrido. Para el transplante de ese año elegí una maceta más pequeña, pero más profunda, que le permitiría desarrollar bastante el sistema radical.


El 6 de mayo del 2004 se trabaja en un taller de la Asociación Bonsái Carthago, y con los consejos de Erasmo se decide rectificar el ápice, que se gira a la izquierda y hacia el frente, alambrando y pinzando todo el olmo.


En julio se defolia y reposicionan algunas ramas. Aquí os lo muestro en la terraza de mi apartamento en la Manga, que buenos ratos de relax mirando el Mar Menor y trabajando algunos arbolitos que me llevaba para entretenerme. Aunque lo que más añoro de esa época eran los paseos en mi barco de vela en compañia de los amigos.

Después de un buen rato de entretenimiento:

Llegado febrero del 2005 me puse a preparar el árbol para su transplante, podando corto y alambrando las ramas de nuevo, sobre todo el crecimiento de ese año:

Una vista apical de aquel trabajo, donde se aprecia el giro del tronco en espiral:

Para el día 22 de febrero, con las yemas empezando a abrir, se decide transplantar y en este punto del trabajo del olmo hago caso a Erasmo y le elijo un tiesto pequeño ovalado, sin esmaltar, más acorde a las dimensiones del bonsái.





A finales de marzo ya comenzaba a brotar con fuerza, y comencé a pinzarlo.

En junio del 2006, un año después, la ramificación fina iba aumentando, y se habían dejado crecer algunas ramas superiores, para que la copa fuera menos monótona:

Y en el mes de agosto de ese año padece el impacto de esos días sin regar por fallo eléctrico que casi acaba con él. Por suerte, hacía poco que lo había defoliado y sufrió menos que otros árboles, secando tan solo las ramas y la parte final del tronco, no tuve que resanarlo tanto como al que os mostré en un artículo anterior.
El 28 de septiembre del 2006 comienza su nueva formación, y aquí os lo muestro tras alambrarle las ramas crecidas durante ese mes. El pobre se había quedado esquelético:
Un año después, el trabajo había avanzado bastante, y las huellas del accidente estaban desapareciendo. En verdad que no me canso de decir la fortaleza que tiene esta especie, para mi la ideal para introducir a un novato en el mundo del bonsái:

Tras pinzar un poco el nuevo crecimiento, en abril de 2007:

Tras el pinzado de junio:

y ese mismo día, en vista apical:

En julio:
Tras eliminar todas las hojas a la vuelta del verano, finales de agosto de 2007:

Tras el que el olmo respondió estupendamente, brotando con fuerza:

Y comenzando a otoñar en noviembre de ese año.


Y llegamos a marzo de este año, tras recorrer más de 15 años en la accidentada vida de este olmo. Las huellas del paso del tiempo se notan en su corteza envejecida, aunque no mucho, en las cicatrices de las ramas perdidas, casi cerradas, y en ese nebari que con el paso del tiempo ha ido ganando fuerza. No es una gran obra de arte, pero es de esos árboles de los que uno no se desprenderá en la vida, y pretendo que siga recorriendo conmigo el camino, hasta que tome el relevo mi hijo Ángel. Si seccionáramos su tronco se verían muchos anillos delgados que denotan el lento crecimiento anual, pero eso ha permitido que no se salga del tamaño shohin.

Algunas fotografías tras los trabajos de este año:



La otoñada en noviembre, ya casi sin hojas. Para esta primavera le tengo preparado un tiesto algo más pequeño, y le dejaré al descubierto parte de su fuerte nebari. Creo que le ha llegado el momento de cerrarle la copa a base de pinzados con tijera, aunque la historia de este olmo no creo que concluya en muchos años (o eso espero).

Un saludo.
Juan Antonio.

7 comentarios:

puersbonsai dijo...

hola ,me impresionan estas historias con tantos años de recorrido yo llevo poco tiempo 4 años y me parece que estoy anclado sin moverme,pero cuando reviso las fotografías de mis primeros árboles me doy cuenta de lo que he aprendido ,me queda un largo camino,la ventaja es que gracias a la informática puedo tener maestros a distancia que recortan el largo camino del aprendizaje un abrazo sensei

Óscar M. dijo...

me ha encantado la historia, muy bien documentada

Carthago dijo...

Gracias Oscar, es un placer compartir con vosotros mis experiencias.

Puers, ya lo ves por las fotos, al principio todos nos topamos con obstáculos en apariencia insalvables, pero el tiempo va haciendo que mejoremos, y tu partes de un muy buen material. En los primeros años de mi camino en el bonsái me topaba con infinidad de problemas y no había a quien recurrir, solo a los libros y revistas, pero ahora podemos ayudarnos entre todos gracias a este medio de comunicación.

Ánimo con esos árboles.

bonsaime dijo...

Muy bueno Carthago! Es fantastico poder apreciar el desarrollo de tu olmo durante tantos años.

Me ha impresionado la recuperación que ha tenido después de su "accidente" con el riego, de verdad no me imaginaba que se recuperaría de esa forma.

Tiene que ser una satisfacción muy grande para tí tener tantos años este Olmo, y como bien dices que sean muchísimos más, habrá que verlo dentro de otros 15 años!

Enhorabuena y un saludo.

Carthago dijo...

Gracias bonsaime, si que es una satisfacción para mí cultivarlo y ver como evoluciona conmigo, es de los compañeros de viaje que más aprecio.

Un saludo y gracias por el comentario.

mulasan dijo...

El primer bonsai es como el primer amor que siempre dejan huella y más si te acompañan durante tanto tiempo.Gracias por compartir tus conocimientos.Tengo un algarrobo muy especial para mi,publicado con el mismo nombre en el foro de kengai en mi primer bonsai.Me encantaría que me dieras algún consejillo.Enhorabuena por tu trabajo.Un saludo

mulasan dijo...

El primer bonsai es como el primer amor que siempre dejan huella y más si te acompaña desde hace tanto tiempo.Gracias por compartir tus trabajos con nosotros.Tengo unas fotos de un algarrobo publicadas en el foro de kengay con el mismo nick,en mi primer bonsai, es muy especial para mi. Me encantaría que pudieras darme algún consejillo.Enhorabuena por tu trabajo. Un saludo

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