miércoles, 5 de agosto de 2009

Un ullastre algo complejo en estilo sabamiki

Hola amigos,

voy a mostraros como he ido formando este ullastre, en el que me fijé por primera vez en febrero de 2007 en casa de Erasmo. Lo que más me atrajo de este acebuche fue su fantástica corteza craquelada, el sabamiki que recorría su tronco y la madera muerta apical, aparte de la potente base que se adivinaba en el interior del contenedor de plástico en el que se venía cultivando.

Estas fotografías son de ese día, y me entretuve en fotografiar las cualidades del mismo.




Erasmo había pensado en un diseño en el que una larga rama acompañase y destacase el punto interesante de su tronco ahuecado, dejando libre el ten-jin tan característico. En mayo de 2007 me mandó una fotografía del mismo, donde se veía el magnífico crecimiento que estaba experimentando, así que decidí quedarme con él.

Ya en mi casa, tras desalambrarlo, comencé a estudiar como formarlo, ya que era uno de los primeros ullastres que caían en mis manos y tenía ganas de probar con esta especie aplicando un diseño propio, pero no sabía la de quebraderos de cabeza que me iba a proporcionar el condenado.

En junio de 2007 me puse manos a la obra y podé y alambré las ramas que había y cambié el diseño, formando una copa que acompañase al tronco ahuecado y unas ramas en cascada que quedaran enmarcadas por el mismo, un poco hacia el frente, como dirigiéndose al observador.

Los ullastres, si no se es cuidadoso y se deja que cicatricen bien las heridas provocadas por torsiones anteriores, pueden secar ramas, que es lo que le ocurrió a la rama apical. Pero si no se atreve uno a realizar estas operaciones, siempre nos quedamos en ver como trabajan los demás y no abrimos nuestro propio camino en el bonsái. De los errores se aprende y a mi me sirvió para aprender a ser más cuidadoso con las torsiones de las ramas.
Sin embargo, los ullastres tienen una vitalidad que no presentan otras especies, y brotó con fuerza por muchos lugares, uno de ellos fue a medio tronco y pensé en dejar crecer ese brote para formar una rama, reconstruí el ápice y podé la rama en cascada par hacer más compacto el árbol:
En septiembre de ese año 2007, el árbol lucía este aspecto y yo seguí sin tener claro como formar este ejemplar. Daba vueltas al mismo, lo inclinaba, lo giraba, modificaba sus ramas, pero seguía sin convencerme.


Así que en espera de inspiración, a dejar crecer, a aumentar la ramificación y a seguir dándole vueltas. Octubre 2007:


Llegó febrero y los acebuches empezaron a brotar, así que podé y defolié para que entrara bien la luz en el interior y brotara con fuerza, y alambré de nuevo toda la ramificación. Esa rama izquierda me planteaba muchas dudas, si quitarla o dejarla, hacerla más corta o dejarla larga, y mientras tanto se mantenía en el árbol:

Un detalle del trabajo de las ramas que tenía en ese momento:




Y aunque ahora pienso que debería haber aguantado un par de años más en el tiesto de cultivo, como Erasmo no había transplantado el árbol desde que comenzó a trabajarlo y tenía ganas de ver como terminaba la potente base que se veía sobresalir, me decidí a sacarlo del tiesto. Tenía pocas raíces, y casi no las toqué, la mayoría del substrato aún no había sido ocupada por las raíces, y no me encontré ninguna grande que podar. El recuperador hizo bien su trabajo y podó todas las gruesas raíces antes de plantarlo en akadama con mucha grava volcánica. Tenía disponible un tiesto en forma de tambor y lo planté en él, cubriendo la base con substrato, base que por cierto casi ocupaba todo el espacio disponible. Así quedó, estábamos a 27 de febrero de 2008:

Al extraer el árbol de su maceta se manifestaron varios defectos que había que arreglar, entre los que se encontraba el limpiar la corteza muerta. Da pena eliminar esos botones tan viejos, y pensé en no tirarlos y utilizarlos para subsanar un defecto que suelen tener los ullastres, que las zonas protegidas por la tierra impiden que la corteza se craquele. Me armé de paciencia, y con ayuda de cola de carpintero y poco a poco, fui reconstruyendo una zona de corteza vieja en las porciones lisas que había en la base:



También comencé a trabajar las zonas recién desprotegidas de corteza muerta, que carecían de textura. Limpiar bien los restos y cepillar. Me temblaba la mano al ir quitando corteza y comprobar que me estaba quedando casi sin corteza vieja, pero finalmente no quedó mal del todo.

En la zona media del tronco también delimité la vena viva y aparecieron ojos interesantes, no todo iba a ser negativo:

Un pequeño toque desafortunado partió parte del ten-jin, y no quedó más remedio que acortarlo. Una lástima, pero forma parte de su historia.

Así era la imagen que mostraba en su frente el 2 de agosto de 2008:

Para finales de septiembre, un nuevo defoliado y alambrado, ya comenzaba a ir definiendo mejor su diseño:

y aprovechado que se veía el esqueleto del ullastre, me entretuve en diseñar varias alternativas que os muestro:




Si os dais cuenta, en los diseños eliminé la rama baja, que no tenía claro si dejar o no, pero ella sigue aún en el árbol, siempre hay tiempo para eliminarla.
Y llegó febrero de 2009, mirad con qué fuerza despiertan los ullastres en el Puerto de Santa María. Da gusto ver como saludan a las temperaturas en ascenso. El clima que disfrutamos por aquí es ideal para su cultivo.

Mes de marzo:

El 12 de marzo, un aclarado de hojas y una poda ligera:




En mayo, tras dos meses creciendo, a trabajarlo un poco. Quitar y poner alambres, aclarar hojas traseras y pinzar:

Una vista apical de como va la ramificación:

El 23 de junio ya había cerrado algo la copa:



Y llegamos a este mes de agosto, quitar alambres y volver a poner en las ramas nuevas, pinzar y defoliar:

Y así está a día de hoy:

Como podéis haber comprobado, es un ullastre que me está costando bastante definir, pero son esos retos los que más me llaman la atención, las cosas fáciles no satisfacen tanto, y poco a poco va tomando una imagen más o menos agradable. Ya veremos como evoluciona, tal vez no tenga nada que ver con su imagen actual, pero es que no siempre es posible dar con el diseño de un
árbol a la primera, y yo aún no he dicho la última palabra sobre este.
Un saludo y hasta pronto.
Juan Antonio.


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