jueves, 29 de octubre de 2009

¡Como me gustan los romeros! Un literati algo rarito

Hola amigos,

pues eso, que me encantan los romeros.

A pesar de no ser la especie más apropiada para trabajarla como bonsái, y que la mayoría de los aficionados la utilizan más bien como planta de acompañamiento, para mí tienen un encanto especial y que cada vez que trabajo uno disfruto como un niño.

En mi último viaje a Cartagena, a casa de mi amigo Erasmo, preparando su demostración en la próxima exposición de la Asociación El Taray de San Fernando, y recogiendo los árboles que iba a trabajar en la misma, Erasmo, que me conoce bien, me tenía preparados 9 romeros para sustituir a los recientemente fallecidos. Algunos se quedaron por el camino, pero de los siete que llegaron al Puerto, este, por su rareza, me llamó mucho la atención:
Se trata de un ejemplar de unos 25 centímetros, aproximádamente, de altura, que tiene unas curvas muy interesantes en el tachiagari, luego un tramo largo y delgado, demasiado recto, y termina con una curva amplia y una copa poblada, con varias ramas a medio tramo, que me dieron la idea de como diseñarlo.

Os muestro otras vistas del mismo antes de trabajarlo:







Construir la estructura a la derecha presentaba varios inconvenientes y no mejoraba los defectos que tenía el romero, así que opté por llevar algunas ramas para la parte izquierda y dejar toda la derecha vacía, destacando el primer tramo del tronco como punto de interés, y de paso, disimulando el tramo recto del tronco, dejándolo entrever a intervalos.
Los romeros me gusta alambrarlos con cobre, que permite utilizar calibres menores, que se ven menos en estos ejemplares, y uso la mayor parte de las veces tensores. El romero es una especie difícil de modelar por lo quebradizo de sus ramas, cuando menos te lo esperas, quiebran, pero si las ramas están alambradas, estas heridas, si no son muy grandes, terminan cicatrizando. También uso mucho el recurso de desgajar la base de las ramas para ayudar a mover las más gruesas.
Lo primero que hice fue acercar la única rama que existía al tronco, cerrando la gran curvatura, y de paso, acercando una de las subramas a su posición futura:


En esta fotografía cercana podéis ver como se han acercado las ramas al tronco, con ayuda de tensores de cobre:

Al realizar la torsión, podé una fina subrama que apuntaba directamente hacia el suelo, y dejé un pequeño tocón que posteriormente se convertirá en un corto jin.
Ya solo quedaba eliminar las pequeñas ramitas innecesarias o mal colocadas, alambrar con mucho cuidado las ramitas más lignificadas, darle movimiento suavemente y colocarlar más o menos en su posición definitiva.
El primer modelado es eso, un primer modelado, pero comienza el camino que seguirá en los próximos meses el romero. Creo que con este trabajo he realzado las bondades y disimulado los defectos, y con el tiempo, este ejemplar lo agradecerá mostrando todo su potencial. El quitar parte de la ramificación permitirá también que el sol entre en el interior de las ramas y que brote en zonas interiores, lo que ayudará a densificar.
Y así se ha quedado de momento, solo he dejado más poblado el ápice, para hacer que tire con fuerza y ayude a fijar las posiciones marcadas con el alambre, más adelante, cuando se fortalezca, lo aclararé y extenderé sus ramas para ampliar la cúpula del ápice.



Y eso es todo de momento, os dejo hasta la próxima entrada, con la imagen del frente actual tras el primer trabajo de modelado.

Un saludo.
Juan Antonio Pérez.

sábado, 24 de octubre de 2009

Siete días de agosto. El comienzo de una nueva etapa.

Hola amigos.


Desde la última entrada del blog han pasado muchísimas cosas en mi vida, y creo que este será un punto de inflexión importante en mi camino en el mundo del bonsái.


El 13 de agosto me marché de vacaciones a Almería y desgraciadamente, tras un cambio en el sistema de riego en la nueva casa, dependiente del suministro eléctrico, sufrí uno de los desastres que cualquier aficionado al bonsái teme en grado superlativo, que los árboles se queden sin riego. Fueron 7 días en los que no tuvieron nada de riego, solo la humedad ambiental cuando había poniente, y eso hay pocos árboles que lo resistan.


Mirad que cuadro había en la zona de los shohines:




Después de darle muchas vueltas y lamentar no haber confiado en mis buenos amigos para una supervisión del riego, algo que siempre me ofrecen, pero que en esta ocasión, por diversos motivos no hice, e independientemente de las reclamaciones a la compañía eléctrica y a la de la alarma, que aún están en trámites, uno se plantea abandonar esta afición y no dedicar tantos esfuerzos y tiempo libre a cultivar bonsáis que luego se mueren.


Para que os hagáis una idea del desastre, os muestro algunas imágenes tomadas al regreso a casa en ejemplares que llevaban conmigo muchos años y de los que habéis leído su evolución en este blog. Mi duranta, seca total (RIP):
El granado nejikan, practicamente seco del todo, aunque hace dos días comenzó a brotar desde las raíces. Hay algunos que se resisten a morir:
Pero otros, supervivientes de otro episodio luctuoso, en esta ocasión no han resistido. Es el caso de árboles que han estado conmigo casi desde mis comienzos en este mundo, como mis Olmos comunes:

Este me ha dolido especialmente. Aún no lo he tirado a la basura, espero que renazca como hizo en una ocasión anterior:

Esta latania no tiene ninguna posibilidad (RIP):

¿Y el ronroneo?, este taray, regalo de mi amigo Fernando, superviviente a los intentos de acabar con él por parte del padre de mi amigo, finalmente no ha tenido suficiente fuerza para resistir la sequía (¿o sí?). Aún no lo doy por perdido.

Otros árboles no llevan tanto tiempo conmigo, pero les tengo un cariño especial y eran de los ejemplares de más valor de mi colección. Están en proceso de recuperación, veremos si tienen fuerza para renacer. El cormorán:

El kimurín:

Cuando miré la estantería de los romeros casi se me saltan dos lagrimones. Entre los ejemplares que había allí reconoceréis mi acebuche murciano y seis o siete romeros que no aguantaron este trago. Un pino pentaphilla si resistió, lo podéis ver de refilón a la derecha:

Dos shohines de ullastre me dolieron como si me hubieran arrancado dos dientes sin anestesia, el saluto y la reverencia. No los he tirado aún, pero no creo que pueda salvar nada de ellos, salvo la madera (¿Hago un tanuki con ellas?):


Bueno, y como fin de esta muestra de muertos vivientes o cadáveres os quiero mostrar una higuera mallorquina que conocéis y que ha fallecido:

Pero bueno, en casos como estos, uno se agarra a lo que queda, a los supervivientes, y ante todo, a los buenos amigos que no paran de animarte continuamente y se desprenden de parte de sus ejemplares para que no te desanimes y sigas trabajando. Verdaderamente, tras este trago amargo he comprobado que lo que nunca me faltará será el apoyo de la gente que realmente me quiere, mi familia y mis amigos, y que hay algo que nunca se pierde, ese gusanillo que te reconcome y que no te deja ya vivir de otra manera, que es la afición al Bonsái.
Entre los supervivientes, tengo unos 40 árboles que por diversos motivos han sobrevivido a la sequía. Uno de ellos es la fuerza de la especie y su adaptación al clima árido, a los veranos secos y calurosos. Es el caso de los olivos y los acebuches. Aquí os muestro como encontré al volcán sin ningún síntoma de marchitamiento:

Otros, como los enebros, que estaban situados en orientación norte, no se vieron afectados, es el caso de mi gold crest y de mis enebros chinos. Otros en cambio se salvaron por las dimensiones de las macetas que los contenían: mi madreselva, la encina centenaria, el olivo felixario, ... y unos pocos más. Por último, otros se salvaron por su capacidad de regenerarse desde el tronco o las ramas gruesas, como mis Ficus benjamina y panda, que se vieron favorecidos además por su situación a la semisombra.
Pero bueno, como os he escrito anteriormente, mis amigos no me han defraudado en absoluto, y los he tenido ahí apoyándome. Los primeros que acudieron a consolarme fueron Rosendo y Antonio, que se presentaron con un elevado número de árboles para regalarme. Son dos amigos de la Asociación Menesteo del Puerto de Santa María, y serán los que evitarán que a partir de ahora vuelva a repetirse una situación similar (viven a 5 minutos de casa):

Otros amigos, como Francisco, me animaron acercándose por casa a compartir un rato de relax y a levantarme el animo trabajando. En la visita que me hizo, aparte de retocar alguno de sus ejemplares, comenzamos el trabajo de una enorme Lantana que me regaló Rosendo:
Bueno, ¿qué queréis que os diga de Rosendo?, es un tipo excelente, uno de los pilares de la nueva etapa en el asociacionismo del Puerto de Santa María, socio fundador de Menesteo, y un tipo desprendido. Cada aficionado que visita su finca, donde nos reunimos de momento los de la asociación, recibe un regalo, y recientemente, en la quedada de Bonsaisur, regaló las dos sabinas que trabajamos y unas cuantas mesas que el mismo fabrica. Una gran persona y un buen amigo.

Mirad una sabina phoenicia que me regaló, y que llevaba 6 años cultivando desde que la recuperó:Tras un primer trabajo comienza a presentar una buena imagen de futuro:

Como había perdido mis olmos, me regaló dos olmos negrillos, a los que pronto metí mano. Rosendo estaba consiguiendo lo que se propuso, animarme a volver a trabajar:



El otro olmo negrillo:


Otro de los regalos de Rosendo fue este Álamo blanco que estaba en perfecto estado de salud y muy frondoso. Pocos aficionados se desprenderían de un ejemplar tan viejo y tan interesante:


Entre los numerosos regalos que me hizo este gran amigo se encontraban ejemplares de pequeño tamaño, pero de gran potencial. Es el caso de este espino albar:
Al que tras limpiar de corteza muerta y dar un pequeño alambrado dejé así:
Antonio y Rosendo me ayudaron a recuperar este gran espino, un ejemplar con muchas posibilidades que os mostraré como evoluciona cuando se recupere dentro de un año:

Tiene un tachiagari y una corteza muy interesantes:

Otra amiga, Maru, de la Asociación el Taray, de San Fernando, que recientemente había perdido su colección en el zoo de Sevilla, se presentó un día con un gran regalo, un alcornoque, que me hizo muchísima ilusión, no solo por el regalo, si no por las penalidades que había pasado ella antes que yo y que casi abandona esta afición. Un chavala muy especial, un gran corazón y una forma de ser desprendida y desinteresada que le agradezco enormemente.

Mi amigo Fernando, de Chipiona, que ya me ha regalado un montón de árboles me regaló otro Álamo blanco, de los que califico de raros, pero de los que me gusta trabajar:

De momento os muestro un lateral del diseño actual. Le he realizado un autoinjerto en una gruesa rama que tiene una interesante curva, y quiero guardar la sorpresa para cuando lo termine de trabajar.Otro amigo, Juanito Carbú, me regaló todo un gran mame de olmo procedente de un acodo que hizo el año pasado tras darle unos consejillos. Me ha gustado muchísimo, y os lo mostraré mas adelante en su nuevo tiesto y con más hojas, creo que se lo merece:


Otro amigo de Chipiona, el gran Domingo, el de los olivos de Gines, me regaló un par de sequoias, una especie que nunca había trabajado, y que tenía ganas de cultivar:



Aquí nos podéis ver limpiando de polisulfuro uno de los ejemplares que trabajamos los dos y nuestro común amigo Fernando en el último congreso nacional de la Asociación Española de Bonsái que se celebró en Almuñecar:

El trabajo en casa es muy gratificante, el que prefiero. Me gusta trabajar mis árboles sin la presión del reloj, pero no podía defraudar a otro amigo, Jose Antonio Joya, ni a su estupenda esposa, María Dolores, y acudí a su invitación a realizar una demostración en el Congreso Nacional que tan magníficamente organizó junto a sus compañeros de la Asociación Amigos del Bonsái Costa Tropical, y el fin de semana que pasé junto a ellos y a un buen grupo de amigos no lo olvidaré con facilidad.

Dos de estos amigos, Fernando y Domingo, me ayudaron en la demostración, en la que quise aproximar el trabajo que hacemos los aficionados en las asociaciones al público asistente. Como introducción les mostré el trabajo desarrollado con estas dos y otras cuantas grandes estacas de olivo por medio de una presentación de Power point, y después nos pusimos manos a la obra con el alambrado. Podéis ver en mi cara de felicidad que poco a poco se me estaba olvidando el incidente con el riego:


¿Y qué decir de este par de sinvergüenzas de la asociación el Taray?. No solo me obsequiaron con unos cuantos ejemplares para levantarme el ánimo, además me hicieron disfrutar de otra cosa, la amistad desinteresada y el cachondeo gaditano, más que le pese a algún tontarra de los que más vale no hablar por no gastar energías. ¡Viva la alegría del sur!. Asa, quillos, sois de lo mejor.Otro buen grupo de amigos que me han ayudado en los momentos de bajada de ánimos han sido los socios del Pinsapo de Jerez. Me invitaron a darles una charla sobre trabajos en olivos y a pasar un fin de semana super agradable en su compañía y en la de Gabi Romero, con el que hicimos un taller, además de deleitarnos con un buen trabajo sobre un pino negro. Gracias Luis y gracias Asociación el Pinsapo.


¿Y que decir del gran foro de amigos Bonsaisur?. Algunos de estos amigos, nada más enterarse del desastre se ofrecieron a enviarme ejemplares, es el caso de Puersbonsai (de Mallorca) y Arbolito, mi buen amigo Pepe el cordobés. Sus regalos merecen un tratamiento especial y os los mostraré cuando termine de trabajarlos.

Otros amigos se presentaron en la quedada que tuvimos el pasado fin de semana en Torrox, en casa del gran Nacho, con ejemplares que casi me hacen saltar las lágrimas de la satisfacción de poder contar con amistades como estas. Nacho me ofreció devolverme una duranta que le regalé, pero preferí que la siguiera disfrutando él, ya que yo puedo seguir trabajando las dos que tiene mi suegro.

Hermes (Felipe Devesa) me trajo dos enormes olivos, uno procedente de acodo y al que he bautizado Alf, y otro de cepa, que ya os mostraré en una entrada especial, ya que se lo merece.



Y mi buen amigo Gabi Cruz (Thymus en el foro) me hizo un regalo a última hora, antes de regresar, que no supe apreciar bien hasta que me puse a trabajarlo. Se trata de este Syzigium, una especie próxima al árbol del clavo de olor, al que no me he podido resistir a darle un primer trabajo de formación. Muchísimas gracias, Gabi.

Mi buen amigo Erasmo García sabe como ponerme las pilas en el bonsái, y aceptó venir a San Fernando a realizar una demo u un taller, lo que es de agradecer por su dolencia. Estuve con él el fin de semana pasado y como siempre, tiene detalles conmigo que siempre le agradeceré. Es un tipo fenomenal, y ante todo, una gran persona. Un abrazo amigo.
Bueno, hay otro gran número de personas que de una forma u otra me han devuelto la ilusión y las ganas de seguir mejorando como persona y como bonsaísta, y no quiero dejar esta reentrée sin agradeceros a todos los que me seguís que no paréis de visitar este blog aunque pasen largos períodos en los que no actualizo nada, sois los que me seguís dando ganas de mejorar y mostrar lo que buenamente se hacer.
Como habéis podido comprobar, creo que el bonsái es para mi la excusa perfecta para hacer amigos, y siempre lo digo: "quién tiene un amigo tiene un tesoro". Yo creo que tengo una gran fortuna, sois todos vosotros.

Gracias a todos, AMIGOS.


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