jueves, 7 de julio de 2011

Un taray de carretera

Hola amigos.


Primero quiero pediros disculpas por el descanso que me he tomado, pero lo necesitaba.


Ya llevo casi una semana de vacaciones y me he dedicado a ponerme al día con el jardín, y no solo con los bonsáis. Algunas chapucillas caseras también me han tenido entretenido y sobre todo la lectura tumbado a la bartola tomando el sol, que es lo que más relaja cuando uno pilla vacaciones.


Pero bueno, a lo que os interesa, que es el bonsái.


Este ejemplar de Taray me lo regaló mi buen amigo Antonio, de la asociación Menesteo. Como podéis comprobar por los destrozos que presenta en la primera fotografía su extracción fue un poco brusca, por el método de la excavadora. Antes vivía en la rotonda del bar Jamón, aquí en el Puerto, pero la ampliación de la autovía a Rota lo desalojó de su hogar. Por suerte, Antonio está siempre atento a estos desastres y raudo coge lo aprovechable, y se acuerda de sus amigos, que es lo importante.


Lo primero que hice fue plantarlo en un substrato bien drenante, con casi un 60% de grava volcánica y el resto akadama, y esperar a que empezara a brotar. De eso hace ya más de año y medio (fotografía de octubre de 2009).

Tenía muy pocas raíces, por lo que casi me despreocupé de él, sin confianza en que brotara, pero al mes ya comenzaba a tener brotes por muchos sitios. Parece que quería vivir. En cuanto comenzó a dar señales de vida lo puse a pleno sol y comencé a abonarlo con bio-gold y enraigard.

Estos ejemplares tan viejos están muy castigados por los de mantenimiento de carreteras, los podan a lo bruto y no les aplican protector a las heridas, y son fácilmente atacados por las termitas, y muchas colonias de hormigas se instalan a vivir en su interior. Por el mes de febrero de 2010 comencé a limpiar un poco las heridas, y a eliminar la madera podrida del interior del tocón, sobre todo a base de gubias manuales. No os cuento la de termitas que saqué.

Como podéis comprobar por la imagen anterior, el Taray estaba brotando con fuerza, así que podía comenzar a pensar en el diseño. Lo primero era ir abriendo ventanas y a marcar zonas vivas en el tronco, eliminando las partes que menos me gustaban. Una sesión de trabajo la realicé con mis alumnos de Proyecto Integrado de Botánica Aplicada de Rota, que se lo pasaron en grande pegando martillazos, pero por poco se cargan todo lo aprovechable.


Luego en casa tuve que ponerme a sanear un poco y a ver que se podía hacer con él. Había zonas que probablemente secasen, ya que se le había dejado poca vena y muy retorcida. En algunos árboles esto no es muy grave y la savia puede encontrar nuevos caminos , pero otros árboles son más delicados y operaciones muy drásticas pueden secar zonas enteras, como ocurre con el Taray. Pero bueno, si los chavales no practican con estos ejemplares, ¿con cuáles van a practicar?.


Así lo dejé, con los cortes bien protegidos y el tronco un poco más ahuecado:




Todo el centro del árbol estaba podrido y lleno de termitas, así que lo dejé con la carcasa exterior, eliminando el núcleo:

Había mucha vena viva aprovechable, y confiaba en que siguiera con vida. A partir de ese momento me limité a dejarlo crecer y casi lo olvidé.






Desde el ápice se observa bien toda la zona ahuecada y lo poco de madera que se le dejó, así como los recorridos casi imposibles para la savia:

Bueno, y tras casi un año de olvido, y tras limpiar las zonas que se habían secado, me decidí a limpiar la madera con un poco más de mimo, para lo cual usé la dremel con gubias y cepillos, eliminando las señales de la gubia manual, que no había refinado cuando se realizó el trabajo anterior. Es bueno dejar secar bien la madera para realizar este trabajo, en fresco las fibras embotan las herramientas y el trabajo no se puede afinar bien.


En esta imagen podéis ver lo bien que había brotado desde la base y a media altura, pero los brotes apicales se secaron. También se le limpió la vena muerta. Era de esperar, pero esto me obligaba a replantearme mi idea inicial de diseño, y a cambiarla por un estilo semicascada.












Si os fijáis con detenimiento en la imágenes, de la enorme vena viva que subía hacia el ápice solo quedan unas estrechas venas, pero la madera muerta ha ganado mucho protagonismo y es lo que le da carácter a este ejemplar. Un paseo alrededor del árbol y unas imágenes de detalle os mostrarán el trabajo de talla que he realizado antes de ponerme a alambrar las ramas disponibles:






También eliminé la capa más superficial de substrato para descubrir un poco la base y que la vena viva "subiera" un poco visualmente. Creo recordar que aún queda algo más enterrado, por lo que la altura final será mayor. Puse un poco de akadama pura de grano medio para que retenga más agua.


Bueno, y el alambrado de ramas y la poda de las sobrantes no tiene mayor secreto, un riego escaso ayuda a que estén menos quebradizas, y la colocación prima el que no se estorben unas a otras. De momento he dejado muchas, que más tarde, conforme vaya madurando el árbol, iré eliminando, pero de momento más ramas equivalen a más raíces, y hace falta que se fortalezca bien el Taray para seguir trabajándolo.

He quitado los brotes que se dirigían hacia abajo, una vez colocadas las ramas en posición, y he acortado un poco las mismas. Conforme vaya creciendo iremos sustituyendo las ramas existentes por otras más finas, para ir ganando conicidad en las mismas.





Por este lado me gusta, pero no se aprecia bien el hueco interior:






Por este lado me gusta más, pero la base no se ensancha lo suficiente, veremos cuando descubra la parte enterrada:


Y por último, una vista desde arriba.


Aún le queda mucho camino por recorrer, pero parece que finalmente quiere vivir, a pesar de las perrerías que le hemos hecho.


Os mantendré al tanto de su evolución.


Un saludo.


Juan Antonio.

2 comentarios:

josep m capdevila dijo...

muy didactico, se nota la vena de profesor, sigo tus entradas con interés, concretamente esta creo me servirá muchisimo para unos tocones de olivo que ya mostre en mi blog... Saludos desde Lleida

Carthago dijo...

Gracias por tus comentarios, Josep M. He suprimido dos mensajes tuyos por estar repetidos.

Pasaré por tu blog para ver ese tocón.

Un saludo.

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