pues eso, que me encantan los romeros.
A pesar de no ser la especie más apropiada para trabajarla como bonsái, y que la mayoría de los aficionados la utilizan más bien como planta de acompañamiento, para mí tienen un encanto especial y que cada vez que trabajo uno disfruto como un niño.
En mi último viaje a Cartagena, a casa de mi amigo Erasmo, preparando su demostración en la próxima exposición de la Asociación El Taray de San Fernando, y recogiendo los árboles que iba a trabajar en la misma, Erasmo, que me conoce bien, me tenía preparados 9 romeros para sustituir a los recientemente fallecidos. Algunos se quedaron por el camino, pero de los siete que llegaron al Puerto, este, por su rareza, me llamó mucho la atención:
Se trata de un ejemplar de unos 25 centímetros, aproximádamente, de altura, que tiene unas curvas muy interesantes en el tachiagari, luego un tramo largo y delgado, demasiado recto, y termina con una curva amplia y una copa poblada, con varias ramas a medio tramo, que me dieron la idea de como diseñarlo.Os muestro otras vistas del mismo antes de trabajarlo:
Construir la estructura a la derecha presentaba varios inconvenientes y no mejoraba los defectos que tenía el romero, así que opté por llevar algunas ramas para la parte izquierda y dejar toda la derecha vacía, destacando el primer tramo del tronco como punto de interés, y de paso, disimulando el tramo recto del tronco, dejándolo entrever a intervalos.
Los romeros me gusta alambrarlos con cobre, que permite utilizar calibres menores, que se ven menos en estos ejemplares, y uso la mayor parte de las veces tensores. El romero es una especie difícil de modelar por lo quebradizo de sus ramas, cuando menos te lo esperas, quiebran, pero si las ramas están alambradas, estas heridas, si no son muy grandes, terminan cicatrizando. También uso mucho el recurso de desgajar la base de las ramas para ayudar a mover las más gruesas.
Lo primero que hice fue acercar la única rama que existía al tronco, cerrando la gran curvatura, y de paso, acercando una de las subramas a su posición futura:
En esta fotografía cercana podéis ver como se han acercado las ramas al tronco, con ayuda de tensores de cobre:
Al realizar la torsión, podé una fina subrama que apuntaba directamente hacia el suelo, y dejé un pequeño tocón que posteriormente se convertirá en un corto jin.
Ya solo quedaba eliminar las pequeñas ramitas innecesarias o mal colocadas, alambrar con mucho cuidado las ramitas más lignificadas, darle movimiento suavemente y colocarlar más o menos en su posición definitiva.
El primer modelado es eso, un primer modelado, pero comienza el camino que seguirá en los próximos meses el romero. Creo que con este trabajo he realzado las bondades y disimulado los defectos, y con el tiempo, este ejemplar lo agradecerá mostrando todo su potencial. El quitar parte de la ramificación permitirá también que el sol entre en el interior de las ramas y que brote en zonas interiores, lo que ayudará a densificar.
Y así se ha quedado de momento, solo he dejado más poblado el ápice, para hacer que tire con fuerza y ayude a fijar las posiciones marcadas con el alambre, más adelante, cuando se fortalezca, lo aclararé y extenderé sus ramas para ampliar la cúpula del ápice.