Hola amigos.
Hoy os quiero mostrar la evolución de un álamo blanco.
Han sido algo más de 7 años de formación, y realmente el resultado actual me sorprende hasta a mí. Son de esos materiales poco valiosos que te regalan y con todo el cariño del mundo intentas sacar algo decente de ellos. Después, año tras año, los cuidados van dando su resultado, y lo que en principio era un patito feo se termina convirtiendo en un cisne.
En este caso el regalo se lo tengo que agradecer a mi amigo Fernando Veas. Así lucía al llegar a casa el 14 de septiembre de 2009, tras regresar de la reunión de los domingos en Chipiona:
Tras darle muchas vueltas y cortar parte del contenedor de plástico para ver donde comenzaban a salir las primeras raíces, decidí quedarme con la base únicamente. El resto de la rama disponible se eliminó, era indomeñable por su grosor. Así lo dejé al pobre:
Me estuve pensando mucho que hacer con la antigua rama cicatrizada, ese antiestético muñón. La imagen del material disponible era desalentadora.
Para seguir analizando el posible diseño opté por sacarlo totalmente del contenedor y la cosa empeoraba, ahora comprobaba que bajo la primera raíz solo había un trozo de tronco sin raicillas, así que me la jugué y eliminé bastante del mismo, dejando tan solo la raíz más alta.
Un poco de alambre para ir acercando las ramas al tocón y a dejarlo crecer libremente.
Tres meses más tarde, el 20 de diciembre, se podía comprobar que el álamo seguía vivo y terminé por eliminar el antiestético tocón. El aspecto era algo mejor, pero no mucho, con una enorme cicatriz que sería difícil de cerrar.
Ocho meses más tarde le tocaba pasar de nuevo por el banco de trabajo. Estábamos a finales de agosto de 2010, y los crecimientos de este primer año había ayudado a engordar la continuación del tronco. Por lo menos el árbol estaba sano. Se desfolió casi al completo y se modeló, cerrando bastante algunas curvas de la continuación del tronco con tensores.
En diciembre de 2010, tras eliminar las hojas que quedaban tras la otoñada. Ahora teníamos algunas ramas más con las que trabajar.
He elegido esta fotografía porque me estuve planteando cambiar el frente para que la gran cicatriz quedara atrás.
Los dos años siguientes fue más de lo mismo. Seguir dejando crecer, podar, alambrar, y pensar que hacer con él. No me convencía nada, y en esta tesitura suelo dejar de lado a este tipo de árboles, hasta que me llega la inspiración. Ellos lo agradecen poniéndose fuertes. La siguiente imagen es de enero de 2013:
Esa inspiración buscada me llegó en verano, el 11 de julio de 2013. Realicé una poda fuerte del álamo y me dispuse a intentar hacer algo con la cicatriz. Se me ocurrió realizar un par de zonas de shari que darían más carácter al tronco y harían menos monótono el movimiento del tronco. Lo mejor ante un defecto tan evidente es intentar convertirlo en una virtud o punto de interés.
El labio formado en el antiguo corte era bastante grueso, y la rama estaba engordando y adquiriendo algunas curvas interesantes.
Llegado el periodo vacacional navideño me propuse seguir avanzando en la transformación del feo corte y el shari creado para conseguir ese punto de interés. Cogí la Dremel, que últimamente utilizo poco, y me puse a comer madera. Ahuequé la vieja cicatriz y comuniqué las dos partes de shari con un hueco en el tronco, sobre todo para que el agua no se acumulara allí y drenara bien. Ahora tenía dos zonas de vena viva subiendo por el tronco y un uro-shari bastante interesante en la parte frontal del tronco.
Un tensor de alambre con goma protectora me ayudó a seguir cerrando curvas en la rama continuación del tronco.
Una sesión de alambrado y a pensar en el nuevo ángulo de plantado. Levantar el tronco hacia la izquierda o hacia la derecha. No lo tenía muy claro, pero en principio lo pensé de esta manera:
Ahora desde el frente la línea del tronco comenzaba a gustarme. Es lo que tiene este arte, lo que al principio te parece feo, termina gustándote. Estábamos en las vacaciones navideñas de 2013. Algunas imágenes del nuevo diseño:
Ahora a descansar y a mantener los trabajos característicos de la especie, sus podas, defoliados y alambrados. Suelen secar ramas sin motivo, pero este ejemplar en particular no lo hacía mucho. Las heridas fueron cerrando y mi idea de un nuevo cambio de diseño, gestándose.
Una imagen del 16/7/2015:
Una imagen del 24/1/2016 tras el alambrado y antes de ser trasplantado:
Esta especie me gusta disfrutarla al desnudo, pero las hojas con ese color claro del envés son bonitas. Algo grandes, eso sí, pero suelen reducirse bien si se hacen los desfoliados pertinentes. Aquí os muestro al álamo con el resultados de 6 meses creciendo tras el trasplante. Antes y después del desfoliado del 29/6/2016:
Otros 6 meses de crecimiento y otro desfoliado para alambrar:
Y llegamos a estas Navidades, cuando por fin me decido a girar el tronco hacia la derecha y buscarle otra maceta profunda. El objetivo, intentar aumentar el tamaño de la copa con ramitas finas.
Se nota algo raro cuando se fotografía en el ángulo antiguo, ¿no?.
Pero era con la idea de hacer una foto composición con esta maceta Yohen, de Tokoname:
Y como el foto montaje me convenció, el 12 de febrero de este 2017 fue trasplantado y reajustado algo el posicionamiento de las ramas, bajando algo algunas y subiendo las puntas de otras. No está nada mal el resultado, ya no es el patito feo del principio, ahora es EL CISNE:
12/2/2017
La mesa es una mesa antigua japonesa que me proporcionó Erasmo y que me trae muy buenos recuerdos de hace dos concursos de Alcobendas, de una magnífica comida en el asador del parque del arroyo de la Vega en compañía de buenos amigos.
Y eso es todo de momento, ahora los trabajos se centrarán en conseguir que el volumen de la copa siga aumentando, pero de manera bien proporcionada, con terminaciones finas y ramas delicadas, la base ya se ha conseguido, ahora a intentar mejorarlo.
Un saludo.
Juan Antonio Pérez.