Hola amigos,
metidos ya en otoño y en la rutina del trabajo hay que retomar poco a poco todas las actividades. Una de ellas es este blog, que necesita revitalizarse.
He elegido para ello un ullastre que adquirí en abril de este año con idea de trabajarlo en la exposición de primavera de la asociación de Córdoba. Cuando le pedí al amigo Juan Carlos Sánchez que me mandara imágenes de los ullastres que él recupera, me fijé especialmente en este y finalmente se lo adquirí. No lo utilicé finalmente para la exposición y el trabajo de madera que os voy a mostrar lo realicé en sucesivas sesiones de trabajo en casa.
Cuando abrí el paquete me llevé una sorpresa que ha dado nombre al ullastre. En una pequeña oquedad había una Salamanquesa (Tarentola mauritanica), el "dragón" escondido de este ullastre. Permaneció unos días en el hueco y finalmente comenzó a relacionarse con la población de salamanquesas de mi jardín. Había nacido "TARENTOLA".
Juan Carlos siempre enraiza los ullastres en pomice, un substrato muy drenante, pero a mi me gusta pasarlos a mi substrato en cuanto los tengo en casa, y comprobar de paso como es la parte oculta del árbol. Estábamos en época propicia, elegí una maceta ovalada, no muy profunda, pero si lo suficientemente ancha para que entrara toda la base. Akadama de grano grueso al 100% como substrato de cultivo y una capa superficial de akadama de grano medio es lo que utilicé en esta ocasión. Tengo comprobado que les viene fenomenal para desarrollar un buen sistema de raíces.
Juan Carlos había comenzado a delimitar la vena viva y a eliminar la corteza en los lugares en los que se había retirado la savia. Esto es importante si queremos que no siga retirando mas savia. Hay que provocar la aparición de un labio de cicatrización.
Había que estudiar un poco el estado general del acebuche. Muchos puntos interesantes que destacar y algunos defectos que ir subsanando. El más evidente: la parte apical presentaba zonas de madera muerta natural muy interesantes pero bastas. También había que sanear el gran tocón seco que había sido la continuación del tronco hacia la copa. Existían zonas abultadas antiestéticas en el punto donde aparecían las nuevas ramas. Otros pequeños arreglos se me ocurrieron en ese primer vistazo, pero lo primero era lo primero: ver lo que había dentro de la caja.
La zona descortezada por Juan Carlos se había comenzado a trabajar con gubias, pero aún quedaba trabajo por realizar, pero sin perder las texturas existentes en la madera muerta natural.
Extraje el ullastre de la caja y presentaba un aspecto algo pobre para llevar 3 años desde su recuperación. En parte era debido al método de extracción, que al estar en roca obliga a cortar por lo sano y a enraizarlo como si fuera una estaca. Había zonas de la base muy deterioradas, con la madera podrida, y otras zonas que no habían conseguido emitir raíces. Esto era lo más acuciante, sanear y plantar en su nueva maceta.
Con ayuda de gubias de mano eliminé el máximo de madera podrida y con un escalpelo volví a abrir heridas donde no había raíces. Apliqué un poco de hormonas enraizantes y a plantarlo. No fue un trabajo muy meticuloso y en sucesivos trasplantes tendré que seguir saneando la base.
Una vez plantado en maceta presentaba este aspecto:
Tuve que eliminar algunas ramas que se habían partido por el embalaje, pero prácticamente no eliminé ramas innecesarias. Ahora el objetivo se centraba en un enraizamiento fuerte que permitiera desarrollar una buena copa que modelar. Lo ubiqué orientado al norte, protegido de una desecación excesiva, pero en un lugar donde le llegaban los rayos del sol durante 4 o 5 horas.
Como soy un poco inquieto, al día siguiente me seguí entreteniendo con las gubias en eliminar madera podrida y en abrir huecos para ir aumentando el carácter de la madera muerta. Además esos huecos me permitirían eliminar la madera podrida del interior del tronco. En la fotografía inferior se aprecian algunas astillas resultado de estas operaciones.
Si comparáis las primeras imágenes con esta última, podréis observar que he aumentado el tamaño de los huecos que ya existían, pero sin dejar huellas del trabajo. En estos casos uso las tenazas parte-troncos y las gubias de mano. La parte central del tronco tiene ahora mayor interés y en la parte baja han aparecido huecos que le dan mas carácter y ligereza. Algunos restos de madera eliminada están junto a la maceta.
Tomé muchas fotografías que me ayudaran a pensar en futuros diseños. Desde distintas puntos de observación el árbol ofrece posibilidades que se van formando en mi cabeza. Me preguntan muchos amigos que cual es el secreto del diseño, y yo siempre les contesto que mirar mucho al árbol.
Hay unas normas básicas que debemos respetar, como que se vea la vena viva en la base del nebari, la conicidad del tronco, el recorrido de la vena viva desde el nebari a la copa, el movimiento general del árbol, etc... pero lo importante es que a uno le guste y que sea el árbol el que nos indique el camino. Para ello, mirar y mirar.
Comencé a eliminar algunas lascas de madera del tocón superior, pero poca cosa. También intenté disimular un poco el bulto central partiendo en dos la vena viva con el descortezado de la zona central.
Creí oportuno llegados a este punto dejarlo descansar un tiempo y continuar en otra sesión de trabajo. Ahora a limpiar con agua a presión y aplicar una capa de polisulfuro de cal que detuviera la podredumbre.
El frente podría ser este como otro ligeramente girado hacia la derecha, pero intentando mostrar la mayoría de las filigranas de la madera muerta. Ya se verá más adelante.
Y de momento hasta aquí puedo mostrar. Tendréis que esperar a la siguiente entrada si queréis seguir viendo el trabajo de madera de este ullastre Tarentola.
Un saludo.
Juan Antonio Pérez.