Hoy os voy a mostrar como desde las cenizas y la desesperación puede resurgir algo bello.
Se trata de la historia de un magnífico ullastre que adquirí a Erasmo García, uno de mis primeros ullastres. Le puse sabamiki por esa oquedad que presentaba en forma alargada en el tronco. Así lucía en 2007:
Y así me lo encontré al regresar de unas vacaciones en Almería en 2009. Era uno de los muchos que sufrió casi 10 días de sequedad total al fallarme el riego automático.
No tuvo la suerte de otros, como la Gárgola o el Crack, que consiguieron remontar. La maceta era más pequeña y no fue lo suficientemente profunda para permitir que sobreviviera. Pero los acebuches son fuertes, y no hay que dar por perdida nunca su recuperación. Casi 3 meses después comenzó a brotar, pero por desgracia, casi desde la base. La copa al completo se había perdido.
Con los brotes que fue sacando intenté hacer algo, y eliminé gran parte de la madera en varias intervenciones. Lo único que me preocupaba era que siguiera creciendo y engrosando la estrecha vena viva que le quedó.
En 2012 ya comenzaba a tener material para ir modelando y pensando en un futuro diseño.
El trabajo de madera lo fui completando a medida que el brote principal iba tomando grosor:
La única zona por la que brotó era la antigua parte trasera, y dejaba los brotes que aparecían para ir aumentando la cantidad de raíces disponibles. Muchas de estas ramas fueron suprimiéndose conforme iban completando su misión. De las dos ramas de la fotografía inferior sólo me quedé con la que formaría el futuro tronco.
Una fase intermedia, con algo más de trabajo en la madera muerta, aunque posteriormente la reduje aún más:
La imagen de "RENACER" en 2014.
Y tras eliminar parte de la madera en febrero de 2015:
Y llegamos al trabajo de hoy. Como ya comenzaba a tener presencia, pensé en recompensarlo con una maceta adquirida a Amparo Expósito en la última exposición de la asociación Menesteo.
Y sin pensármelo mucho, con una revisión al cepellón, ya bastante desarrollado, a trasplantar. Un trasplante suave, casi sin eliminar raíces del compacto cepellón.
Para que encaje mejor en la nueva maceta, había que remodelarlo, Lo primero una poda aproximada de las ramas, un defoliado dejando las dos últimas hojas, y a poner alambre.
Una distribución apropiada de ramas para que reciban el máximo de luz y aumente bastante la ramificación secundaria:
Y el resultado final. Aún le quedan años para estar terminado, pero se ha avanzado mucho en su estructura básica. Ya tengo claro el diseño definitivo. Ahora toca continuar con el cultivo y la maduración de las ramas.
En el antiguo frente, muy interesante también, se ve un poco la vena viva en la base, a la derecha de la foto, pero de momento me he decidido por la parte trasera como nuevo frente.
Espero que los próximos años le sean más propicios y se convierta en un buen bonsái éste RENACER.
Un saludo.
Juan Antonio Pérez.