Llevo subiendo ya tres días a Facebook trabajos con los Juníperos chinensis, muchos de ellos itoigawas, y no quería dejar de mostraros uno que merece una entrada propia en el blog, "KEIZAN".
Cuando uno lo ve de un primer vistazo piensa: ¡cuantos años de trabajos!. En realidad son muy pocos, solo 4, y si se hace mas o menos bien, el "engaño" puede ser muy bueno. Es lo que tienen los injertos fenix o "Tanukis".
Cuando uno encuentra en el campo maderas interesantes o tiene maderas que podrían haber terminado en la barbacoa, muchas veces tiende a realizar estos ensambles de plantones de uno o dos años de edad a dichas maderas. No voy a contar aquí la técnica del tanuki, muy utilizada cuando uno no tiene acceso a ejemplares de nivel superior o no tiene aún soltura con la especie y quiere iniciarse en su trabajo. Yo siempre lo recomiendo a mis alumnos, y si te cansas, siempre puedes desadaptarlo de la madera, que ya lo he hecho alguna vez con otros tanukis que no terminaban de convencerme.
No tengo imágenes del inicio, pero si no recuerdo mal, en la imagen siguiente ya llevaba un año realizado, y dicha imagen es de julio de 2013, cuando le hice un aclarado de hojas y un alambrado.
Con esta madera de sabina intenté hacer que los dos canales donde introduje los dos plantones se integraran en recovecos naturales de la madera, lógicamente trabajando siempre los canales a favor de veta.
Un año y tres meses después, en el mes de octubre, realicé un nuevo aclarado de hojas para poder meter alambre y poder continuar así con el modelado de las ramas. Los itoigawas, si uno los abona bien y deja crecer las puntas de las ramas, van desarrollándose a muy buen ritmo y pronto podremos ir teniendo una imagen interesante del proyecto, lo que nos anima a seguir avanzando. Si el plantón se sale un poco del canal en determinados sitios, podemos meterle un tornillo que lo sujete bien a la madera. Con el tiempo la corteza crecerá y ocultará esta maniobra. A veces hay que ir tambien haciendo ajustes en la madera. Eliminar parte de la madera de la base hace el nebari más atractivo.
Otro año y tres meses después los cuidados se notan en nuestro tanuki. Tenemos buenas densificaciones, pero no debemos olvidar que la cantidad no es sinónimo de calidad, y si no trabajamos correctamente las ramas, las vamos aclarando y construyendo correctamente, el trabajo no será atractivo. Tres años de buenos abonados, continuos pero equilibrados, llevan a tener ya cierto carácter a nuestro tanuki. Diciembre de 2015. Han pasado tres años desde que se inició el trabajo. Aquí ya lo veis en su nueva maceta, una atractiva Keizan que le adquirí a mi buen amigo Francisco Javier Guitiérrez.
En otoño es cuando se suelen trabajar las coníferas, aunque no hay que olvidar los trabajos de verano. Aquí tenéis el resultado del aclarado de brotes y poda de ramas defectuosas o innecesarias, trabajo previo al alambrado para seguir modelando las ramas. Lo que en un principio eran triángulos ahora se van suavizando y el aspecto general es más atractivo.
Tras el modelado. Tampoco hay que ser muy exigente, y no se precisa alambrar completamente, solo los brotes que queramos posicionar. Ya se irá depurando el trabajo con el tiempo.
Y pasa otro año más y llegamos al año 2016, han transcurrido cuatro años desde que se comenzó con el tanuki, y ya va adquiriendo buena presencia. Las venas han engrosado bien, han cerrado las heridas ocultando los tornillos, las ramas van teniendo los volumenes apropiados para el tamaño del bonsái y este año, como se aclaró en verano y no lo necesita, no le he puesto ningún alambre ni le he aclarado por tanto las ramas. Es conveniente dejar que nuestro tanuki siga creciendo a buen ritmo y cuando llegue el verano nos dedicaremos a aclarar un poco y preparar el trabajo para el refinado de otoño. Entonces valoraremos por donde continuar nuestro trabajo.
Y eso es todo, si os he picado un poco y he metido el gusanillo del tanuki en vuestro cerebro, habré logrado mi objetivo.
Un saludo.
Juan Antonio Pérez.