En primer lugar, felicitaros el año nuevo, ya que a la mayoría de los que seguís este blog no he tenido oportunidad de hacerlo personalmente.
En segundo lugar, justificar un poco la tardanza en subir una nueva entrada. No es cuestión de buscar demasiadas justificaciones, pero todos pasamos alguna vez por carreteras llenas de subidas y bajadas, y ahora estoy en un tramo de bajada. No os preocupéis demasiado, si es que lo habéis hecho, que todo lo que baja, termina subiendo. O eso dicen. je, je.
Sin más preámbulos que no conducen a nada, paso a presentaros al protagonista de esta entrada.
Se trata de un pequeño ullastre (supongo que a estas alturas ya sabéis que se trata de un ejemplar perteneciente a la variedad silvestre del olivo, botanicamente conocida como Olea europaea var. silvestris). No lleva mucho tiempo en mi colección, y es por eso que aún no me había decidido a presentarlo en sociedad. Como muchos otros, tiene un trabajo previo realizado por Erasmo García. Soy de la opinión de que hay que reconocerle el mérito al que lo tiene, y ya sabéis que no me duelen prendas en echarle flores a quien se las merece, y este buen amigo se las merece todas. No soy el único que lo hace, personas más capacitadas que yo lo han premiado con creces.
Bueno, y lo primero es mostrarlo antes de los trabajos que yo le he realizado, así se aprecia bien su evolución. Unas cuantas fotografías desde diferentes ángulos os mostrarán su estado inicial:
No es que te atraiga mucho a primera vista, pero siempre hay que buscar los puntos positivos al material del que disponemos, y ese sabamiki (oquedad), en este caso bastante alargada (podríamos denominarla también shari), resultado de la podredumbre del interior del tronco, no me podéis negar que no tiene su aquel.
Poco más se le puede piropear, sí que tiene algo de movimiento, pero a veces es barrigón y otras se adelgaza cual cintura. En definitiva, es el material con el que se cuenta y hay que buscarle las soluciones que más le favorezcan en el futuro.
Así que, sin pensarlo demasiado, cogí los aperos, ¡y al tajo!.
No tenía tiesto de cultivo disponible, pero sí esta maceta que por el tamaño y profundidad me podrían servir.
Al sacarlo del tiesto comprobé que el trasplante no hubiera sido necesario, es más, ¡es que acababa de ser plantado en la maceta que traía!. Esto no supone ningún problema si no se le da mucho meneo al árbol, así que con sumo cuidado, lo ubiqué en su nuevo tiesto, fijándolo bien, eso sí, como es recomendable para evitar movimientos que rompan las raíces (lo típico si el viento de levante sopla fuerte, como a veces ocurre por estos lares).
Y nada más que comentar de esta operación, solo mostraros el resultado.
Pasados dos meses desde el trasplante le llegó el momento de comenzar a dar movimiento a los brotes disponibles que estuvieran mejor situados, y de eliminar los que no se considerasen apropiados para el diseño. Las fotografías las hice ese día con el móvil, de ahí la pésima calidad, pero como testimonio creo que sirven (o eso espero). El zippo os dará una idea de las dimensiones del ullastre.
Un buen abonado a base de biogold, complementado con quelatos y una dosis semanal de Green king 3-6-5 ayuda bastante a ir fortaleciendo al acebuche. Otra faena realizada fue delimitar algo la vena viva, sobre todo en el lateral izquierdo, y aplicar una primera dosis de polisulfuro para detener la putrefacción de la madera.
Y a dejarlo en su estante hasta la próxima operación. El frente era el que no terminaba de convencerme, de ahí que le hiciera fotografías ligeramente diferentes. Siempre me ayuda esto a ir decidiéndome (o no).
Sé que 9 meses es poquísimo tiempo para que se necesite un trasplante, pero este era de tipo "cosmético". No me gustaba el anterior frente y tampoco la maceta.
Y por aquí, lo mismo.
Pero por este lado, la cosa ha mejorado mucho con la nueva maceta (o eso creo yo). Os preguntaréis por qué he colocado el árbol ligeramente hacia la izquierda, ¿no?. Todo tiene su explicación, claro. La mía, que finalmente le voy a dar una oportunidad a ese pequeño brote de la derecha, el que sale de la "rodilla", y le vamos a construir una rama principal en esa posición, la famosa SASHI EDA.
Por último, como nunca estamos contentos con todo, una pequeñísima posibilidad de cambio y un retoque a las ramas de la izquierda, que se pegaron algo más al tronco.
En otras ocasiones os he realizado un boceto de mi idea, pero hoy, y ya que es tarde, os lo pongo como tarea. ¡Es que los profes no tenemos remedio, XD!.
Un abrazo a todos y que el nuevo año sea bueno para el Bonsái.
(y para los bonsaikas, claro).
Juan Antonio.