Hola de nuevo bonsainautas, voy a realizar un receso en el comentario de los talleres del europeo pasado para subir esta evolución, un homenaje a un gran amigo de Chipiona al que conocí al poco de llegar al Puerto de Santa María, por mediación de otro gran amigo, José Luis.
Este gran tipo que tenéis en la fotografía inferior es mi amigo Fernando Veas, ante todo una muy buena persona, y un gran aficionado al bonsái. Su vida profesional circula alrededor de las flores, pero cada rato libre que tiene lo dedica al bonsái.
Cuando lo conocí el me conocía a mí por referencias, mis artículos en revistas y en la web sobre todo, y la buena imagen que le transmitió mi presi José Luis.
Cuando llegué a su finca y vi la cantidad de material que estaba engorgando en el campo se me abrieron los ojos como platos, y le propuse ayudarle a formarlos, dada la cantidad enorme de material del que disponía. Otros "profesionales" se le habían ofrecido igualmente, pero a cambio de cobrarle una determinada cantidad de dinero, más los desplazamientos, y creo que mi ofrecimiento desinteresado le chocó, pero comenzamos a quedar los domingos alternos, y así comenzó lo que actualmente es una buena amistad.
No se si se sentía en deuda conmigo, por mi ayuda, lógicamente en la medida de mis posibilidades, pero uno de esos días me llevó a la zona donde engordaba sus árboles y me dijo que eligiera el árbol que más me gustara. Cuando vi este Taray en el suelo, una impresionante mata con ramas de dos metros de longitud, lo primero que me atrajo era su gran tronco con buenas curvas y su corteza rugosa, así que me lo reservó, ya que estaba arrancando árboles para venderlos.
Me contó que ese Taray llevaba tiempo queriendo arrancarlo, y que su padre, agricultor de toda la vida, intentó en varias ocasiones matarlo inyectando veneno en sus raíces, pero el fuerte Tamarix no dejaba de crecer, secó algunas raíces, pero continuaba creciendo a partir de las que no habían muerto. El 30 de marzo del año pasado nos pusimos manos a la obra y conseguimos desprenderlo del suelo. Era un auténtico monstruo, pesaba bastante, y necesitamos una carretilla para llevarlo a la nave en la que trabajamos.
Ahora tocaba realizarle la poda de formación, podarle las raíces y prepararlo para plantarlo en una caja de frutas temporal, así que nos pusimos manos a la obra. Con ayuda de una sierra le fuimos eliminando las gruesas raíces y le rebajamos los tocones hasta quedarnos con una estructura básica del tronco, con pronunciadas curvas y buena conicidad:
Poco a poco nos fuimos quedando con la estructura básica, respetando las raíces más finas que tenía al sacarlo del suelo:
Para mostrar bien el movimiento del tronco eliminamos alguna gruesa rama, y para cortarla sin dañar el tronco principal, tuvimos que aplicarnos cuidadosamente a base de sierra, formones y maza. En este caso, la mano de obra la pone Domingo.
Y para terminar, podé toda la ramificación y colocamos el enorme Taray en esta caja de frutas. Mis tres buenos amigos chipioneros posan para el recuerdo de este día de trabajo: Fernando, Enrique y Domingo. José Antonio se había tenido que marchar.
A veces me preguntan que como veo el futuro de un bonsái en un tronco como este. Tal vez me pasa como a los escultores cuando se encuentran frente a un bloque de mármol, pero con algo de ventaja. Yo veo como una sombra borrosa que me indica por donde buscar, pero hasta que no se inicia la búsqueda y vamos avanzando en el modelado del tronco, no podemos saber que resultado vamos a sacar. Lo importante es hacer las cosas como siempre, con delicadeza y constancia, y poco a poco, lo escondido se nos irá mostrando. Es lo que me ocurre a mí, y a veces, este trabajo de búsqueda se prolonga a lo largo de todo un año, y a veces más.
Bueno, lo dejé crecer libremente 4 meses, y como es natural en esta especie, si se la abona generosamente y no le falta el riego, los crecimientos son espectaculares. Había llegado el momento de empezar a educar las ramas y comenzar a definir el diseño de este ejemplar. Amarré fuertemente a la caja al Taray (importantísimo si vamos a trabajar la madera para que no se muevan mucho las raíces) y me armé de gubias y maza, así como de mi inseparable partetroncos regalo de Erasmo (ya estaba entrenado) y comencé a definir la vena viva y a modelar los jines.
Poco a poco fuí rebajando tocones:
El Taray tiene una madera muy blanda, lo que es fenomenal para su esculpido, pero fatal para su conservación. A pesar de todo, estas tareas me llevaron un día completo de trabajo, un sábado en el que casi no me vieron el pelo nada más que para comer, pero ya los tengo acostumbrados a mis sufridos hijos y señora. ¿Donde está papá?, en el jardín con los bonsáis.
Y llegué a la zona apical. Con la gubia fuí arrancando trozos y con los alicates tiraba de ellos a favor de la veta. Uní la zona apical con ese shari natural:
Y aquí tenéis como iba quedando ese tocón tan feo y deforme que había cerca de la base:
Este trabajo es muy basto, y luego hay que refinarlo con los cepillos metálicos y la dremel. Quemar con el soplete las fibras ayuda, pués también endurece la madera al secarla.
Y por fin, unas vistas del trabajo bastante avanzado, a falta de pulir y aplicar el polisulfuro. Aunque hacía solo cuatro meses que lo habíamos plantado en la caja de frutas, opté por ponerlo en este gran tiesto, profundo, para que creciese con fuerza los dos próximos años, y como no teníamos en el campo mi substrato de cultivo, para ponerle un buen substrato a base de akadama y arena volcánica (picón) a partes iguales:
En la siguiente serie de fotografías os muestro el trabajo de limpieza de los bordes de la vena viva y la aplicación de pasta selladora, el cepillado fino con dremel y el resultado del quemado con soplete previo a la aplicación del polisulfuro de cal.
¿Véis el gatito restregándose?, o tal vez es lo que dice mi hijo, que tengo demasiada imaginación:
¿Véis el gatito restregándose?, o tal vez es lo que dice mi hijo, que tengo demasiada imaginación:
A finales de agosto había vuelto a crecer bastante, así que a alambrar esos crecimientos y a podar ligeramente:
y la zona de la base del shari natural:
y un detalle de los mismos. Con el tiempo casi todo el interior en la parte baja del Taray estará ahuecada:
9 comentarios:
Uauuu pedazo de tamarix! muy bonito y muy buen trabajo.
Gracias David, aún le queda camino, pero me gusta como evoluciona.
Muy buen trabajo maestro, va ser un bicho bueno digno de ver cuando esté en floración..
Saludos.
Muy instructivo e interesante. Respecto a la visión tras el tronco inicial, me quito el sombrero. Muchas gracias Cartago.
De nada Feynman, siempre es un placer compartir.
Un saludo.
Gracias Juan, a ver si el año que viene lo dejo florecer, será espectacular, o eso espero.
Un abrazo amigo.
Que tal hombre. Me ha gustado mucho el trabajo en cuestion, por dos motivos, buen gusto para formarlo y mucha constancia, imprescindibles ambas cosas para llegar a tener buenos bonsai.
Enhorabuena
Gracias Luis, con el tiempo y bien densificado, será un buen Taray. Es un homenaje a mi amigo Fernando y a la asociación El Taray, de San Fernando.
Gracias por tu comentario.
Un saludo.
Great presentation. Thanks for the excellent illustrations & text in addition to great bonsai work.
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Gran presentación. Gracias por los excelentes ilustraciones y texto, además del trabajo bonsai grande.
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