Hola de nuevo, amigos.
Ya he terminado los exámenes de septiembre y toca programar, mientras tanto, os muestro una historia de uno de mis proyectos que comenzó en julio de 2008, aunque los protagonistas son el cadáver de un enebro chino de mi amigo J. Carlos G. Navas y un pequeño esqueje de un año de la misma especie, pero de la variedad itoigawa.
Todo comienza tras la muerte de este ejemplar, y mi intento de aprovechar la madera muerta. Realicé un canal en el tronco original y coloqué el esqueje en él con ayuda de unos pequeños clavos, simplemente una aproximación para ir dando forma al esqueje, ya que pasados unos meses pensaba separarlo para eliminar la corteza trasera:
Un detalle de la primera adaptación. En la base utilicé un tornillo, y dejé la ramita para que engordara más rápidamente. Ahora que vuelvo a verlo fue una auténtica chapucilla, pero bueno, poco a poco se ha ido perfeccionando la técnica y ahora los realizo mejor.
También adosé la parte superior, dándole curvas alrededor de la madera muerta:
A finales de febrero ya lo quería plantar en maceta de bonsái. Es muy precipitado, pero ayuda a que las raíces se vayan distribuyendo bien por la superficie:
Dos años después, tras pasarlo a una maceta más profunda, comenzó a crecer con más vigor. Para el mes de agosto estaba listo para aclararle los brotes de la base y eliminar malas hierbas:
No estaba quedando mal, pero como no realicé lo que tenía pensado, descortezar la parte trasera, el esqueje se estaba despegando de la madera y no resultaba "creíble", así que esta operación solo había servido para tener un molde sobre el que ir dando forma al tronco. Si os fijáis en el detalle, aún seguía sacando nuevos esquejes de esta planta madre. Cuando me funciona un determinado tipo de planta no paro de aprovechar el material de las podas, y las mismas macetas de la madre me sirven para criar a los hijos, je, je.
En enero de 2012 realicé la separación de la madera seca, y quedó el "Itoigawa desadaptado" como podéis observar en esta imagen. Comencé a formar el shari en la parte delantera del tronco, siempre a favor de veta, claro. La maceta la heredó de un magnífico ullastre tristemente fallecido tras una sequía de la que ya os he hablado.
A principios de este mes de septiembre le realicé un aclarado de hojas traseras, un ligero pinzado y lo preparé para un alambrado ligero de las ramas secundarias, que se estaban desmadrando. El shari del frente ya casi ha vuelto a cerrarse con los labios de cicatrización, así que dentro de poco tendré que seguir ampliándolo:
Y este es el resultado de momento. Un alambrado ligero sin forzar las ramas, que sabéis que pueden secarse si se manipulan mucho. He utilizado cobre finito, casi ni se ve. La redecilla anti-mirlos sí que se nota, je, je. Olvidé quitársela para la foto. Mirando la imagen veo cosas que seguir arreglando, pero eso será para otro rato de relax.
No os pienso cansar con otra repetición de lo dicho anteriormente, pero para los curiosos, el mismo proceso visto desde la derecha:La evolución desde la parte trasera:
Y desde el lateral izquierdo:
Bueno, y eso es todo. Es un itoigawa que me va gustando como evoluciona, y siempre me gusta enseñar estas cosillas para dar ideas a los que empiezan y no quieren gastar mucho en comprar material. Para el que esté interesado ahora en él, no me desprendería del mismo por menos de 250 euros, y eso que no me gasté nada en comprarlo, je, je.
Un saludo.
2 comentarios:
Increible evolución en cuatro años, pero cierto.
Un abrazo
Gracias, Antonio
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