Hoy toca presentar en sociedad al ullastre "El Ahuecao".
En febrero de este año estaba enraizando en invernadero, con sustrato pomice. Me gustaron muchas cosas de él cuando lo vi por primera vez en casa de mi amigo Toni, pero sobre todo el movimiento, los sharis y los huecos en el tronco.
Esta semana pasada llegó a casa, y como me pasa siempre que recibo nuevo material, me muerdo las uñas esperando meterle mano. Tras siete meses de crecimiento, ya se puede empezar a modelar un poco las ramas, antes de que engorden más y sea más difícil llevarlas a donde uno quiere.
Pero claro, me gustan tanto los ullastres que empiezo haciéndoles una cosa y luego paso a otra y a otra y a otra, y me lo termino en una sesión de trabajo.
Así estaba antes de empezar:
Lo primero es delimitar la vena viva, y llevarse el disgusto de ir perdiendo un botón tras otro. Pero es lo que tienen los ullastres vírgenes, que hay que descubrir sus secretos. Se podrían dejar los botones de la zona que ha muerto, pero tarde o temprano se caerían, y si no saneamos la vena viva y hacemos que se forme un buen callo de cicatrización, la vena se irá retrayendo y será peor.
Lo ideal hubiera sido no perder nada, pero eso es difícil. Ya en origen comprobé que algunas zonas estaban muertas bajo la corteza.
Todo el interior de la curva perdió la corteza. Aquí está recién quitada:
La parte lateral del labio ahuecado también perdió un poco de corteza. Y llegué hasta la base delimitando la vena, asegurándome de por donde iba exactamente la parte viva. Para trabajar más fácilmente, replanté sin desmoronar el cepellón, en una maceta de mica, mas ancha, levantando un poco el nebari, pero dejando enterrado un poco para potenciar la salida de más raíces. También puse akadama de grano grueso en el fondo y añadí akadama de grano medio a la pomice. La mayor capacidad de intercambio iónico de la akadama permite un mejor abonado y un mayor crecimiento.
Visto desde la parte trasera. Es increíble la de huecos que presenta, hasta en la base y en las raíces viejas. Todo su superviviente.
Un primer descortezado en bruto con la gubia de mano:
Un poco de trabajo con tenazas y podadoras cóncavas:
Y un trabajo de refinamiento con la dremel y diferentes gubias y cepillos. Lo que antes era un relieve convexo ahora se ha transformado en una zona cóncava con detalles interesantes que realzan la madera muerta del shari natural, sin parecer demasiado artificial el trabajo.
En el ápice teníamos que refinar tres tocones de la poda de recuperación. No he querido ser muy brusco en esta zona, y he dejado prácticamente todas las ramas disponibles. Un poco de trabajo con la podadora cóncava y la dremel para refinar. El antes:
Y el después:
Aquí se aprecia como he conectado el shari con el jin terminal. Toda esa zona estaba seca y cubierta de corteza.
Y para terminar, imágenes comparativas del trabajo desde el lateral izquierdo:
La espalda:
El lateral derecho:
Y el frente provisional:
Ahora le toca abonarlo fuerte para que siga enraizando bien por algunas zonas. He dejado chupones en la base que ayudan a formar raíces. El diseño es provisional, pero creo que la rama en cascada le dará personalidad, como siempre digo, el trabajo de los acebuches hay que enfocarlo pero después hay que redirigirlo. De momento se le ha realizado al Ahuecado lo imprescindible. Ahora le toca a él y al buen clima del que gozamos en Cádiz hacer el resto.
Un saludo, y como siempre, gracias Toni, por permitirme seguir disfrutando del tus ullastres.
Juan Antonio Pérez González.
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