Esta es otra de esas historias donde el trabajo repetitivo sobre un árbol durante muchos años puede llevar a formar un bonsái.
Este Ficus retusa lo compró un amigo, profesor de Latín del IES San Isidoro, en el Corte Inglés de Murcia. Lo tuvo durante un año dentro de casa, sin transplantar, lo que lo fue debilitando, hasta el punto que cuando me lo trajo, la mayoría de sus ramas estaban muertas y sus hojas mostraban signos de podredumbre en las raíces.
Lo primero que hice fue transplantarlo en akadama mezclada con grava volcánica, y después lo dejé recuperarse durante un año.
Cuando comprobé que el Ficus había superado la crisis (que fuerza tiene esta especie), lo llevé al instituto para devolvérselo a su dueño, mi amigo Antonio, pero cuando lo vio tan recuperado temió volver a estropearlo y optó por regalármelo. Le dije que me lo quedaba para hacerle algunas reformas que le hacían falta y que cuando lo terminara se lo volvería a llevar.
Para subsanar los defectos que tenía, opté por podar el ápice demasiado recto y con una fea herida de poda y aprovechar algunas de las ramas para realizar autoinjertos por aproximación. La fea herida del corte del ápice la corregí también injertando una rama de la zona superior en el labio de la zona eliminada, la cual se fijó gracias a tiras de rafia. En total injerté tres ramas. De todos estos trabajos no conservo fotografías, ya que no era uno de mis árboles, pero si puedo mostraros como se encontraba el árbol un año después de realizar los injertos, una vez agarrados, en diciembre de 2003:
Habían pasado dos años desde el primer transplante, y quería comprobar como se iba desarrollando el sistema radicular, así que aproveché un tiesto que tenía disponible y transplanté. En esta ocasión pude hacer una buena poda, recortando las gruesas raíces que tenía y que en el primer transplante respeté para asegurarme que arraigara sin problemas. El nebari estaba muy bien, sin signos de podredumbre, lo cual me alegró. Este era el primer Ficus retusa que trabajaba, pero ya conocía el cultivo de otros ficus. Para finales de febrero, cuando el árbol empezaba a mostrar signos de despertar (estábamos en Cartagena), defolié por completo y alambré las ramas. Ya se comenzaba a ver el esqueleto de este bonsái:
En esta imagen puede verse como se bajó una rama de la zona apical para tapar la cicatriz del corte en el tronco:
Un año después, en enero de 2005 lucía este aspecto, y cumpliendo con mi palabra, se lo volví a ofrecer a su dueño, pero este prefirió que lo retuviese yo, ya que su afición por el bonsái había desaparecido. Como bien dicen nuestros refranes, "a caballo regalado no se le miran los dientes", así que este árbol pasó a formar parte de mi colección.
Ese año pospuse el defoliado hasta principios de abril, después de aprovechar los primeros crecimientos del año para fortalecerlo:
Defoliados es como se pueden observar con más comodidad las ramas de los ficus, y plantearse reformas:
Un mes después del defoliado:
Ese año pospuse el defoliado hasta principios de abril, después de aprovechar los primeros crecimientos del año para fortalecerlo:
Defoliados es como se pueden observar con más comodidad las ramas de los ficus, y plantearse reformas:
Un mes después del defoliado:
y otros veinte días más, después de un pinzado de brotes:
Este ficus me ha proporcionado muchos momentos de relax. En verano, me llevaba a la Manga algunos de mis árboles, para tener algo con lo que entretenerme en los ratos muertos. Mirad que buenas vistas tenía desde mi terraza, todo paz y tranquilidad con el Mar Menor al fondo:
El 12 de agosto del 2005 lo había terminado de defoliar, como paso previo a un nuevo alambrado:
y este es el resultado:
Para el mes de noviembre se había vuelto a llenar de hojas y ramas nuevas, así que otro pequeño pinzado para mantener el contorno de la copa:
En marzo de 2006, otros dos años de cultivo, y me pareció el momento de buscarle un tiesto más plano y adecuado, así que me fui a su casa, El Corte Inglés, y le compré este tiesto esmaltado de color vino por solo 35 euros:
Podéis ver que me gusta plantar los árboles un poco altos y cubrirle el nebari de substrato, y como no los cultivaba para concursar, no tenía prisa en ir descubriendo poco a poco las raíces con ayuda de un palito. Un mes después, en abril, y una vez comprobado que no se había resentido del transplante, me dediqué a defoliar y alambrar de nuevo. El problema con los ficus es que si dejas el alambre mucho tiempo, deja feas marcas en la corteza, y si lo quitas pronto, las ramas vuelven a su posición original, más o menos, así que hay que ir poniendo y quitando alambres durante toda la temporada.
Un mes después:
Este fue otro de los árboles que sobrevivió al accidente de riego que tanto os he comentado, secó las puntas de las ramas y muchas de ellas tuve que rehacerlas desde cero, pero se trata de una especie muy fuerte y en poco tiempo había recuperado gran parte de su porte. Julio del 2007:
Este fue otro de los árboles que sobrevivió al accidente de riego que tanto os he comentado, secó las puntas de las ramas y muchas de ellas tuve que rehacerlas desde cero, pero se trata de una especie muy fuerte y en poco tiempo había recuperado gran parte de su porte. Julio del 2007:
En septiembre de 2007, un nuevo pinzado para aclarar la copa y que la luz entre sin problemas en el interior de la copa:
A finales de enero de 2008 defolié por completo para alambrar todas las ramas:
y me planteé levantar un poco el árbol hacia la derecha, para bajar la rama principal y centrar en el nebari el ápice:
4 comentarios:
Genial el trabajo!
Me has dado una gran idea para un ficus que no sabia que hacer con el.
Menos es mas!
Un abrazo de tu paisano
increible
Gracias por vuestros comentarios, amigos.
Buena evolución si señor, una cosa, no hay problema para defoliar en enero? yo suelo hacerlo hacia Mayo junto con el trasplante, hay alguna diferencia?
Gracias por compartir tus trabajos
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