Bueno, este pequeñín que os muestro es un regalo que me hizo mi buen amigo Manolo Porras, el presidente de la Asociación Almeriense Bonsái Oriente. Es uno de esos acebuches que se crían en nuestras sierras, cerca de la capital, y que impresionan por las maderas muertas tan ennegrecidas que presentan, con ramas secas muy pinchosas.
Me lo regaló estas Navidades, y cuando llegué a casa lo planté en este tiesto de cascada que tenía disponible, ya que la primera rama tan marcada hacia la base me inspiró ese estilo. Estas son las primeras imágenes que tengo del mismo después de su transplante:
Como llevaba poco tiempo recuperado, pensé que la rama en cascada tendría parte viva, pero solo emitió yemas en su base, y con las grandes proporciones que tenía, no terminaba de convencerme mucho. Estas son unas vistas apicales para que contempléis todas las ramas secas que presentaba este pequeñín:
Y esta es una vista del frente que elegí para remodelarlo:
En esta vista lateral podéis ver la rama seca que representaba el antiguo ápice:
Así que cuando teminé de observarlo por todos lados, me decidí a pegarle una buena poda, a eliminar los trozos de madera muerta, en principio, dejando un pequeño tramo de la rama seca en cascada, pero que como veréis más adelante, finalmente también la eliminé, y defolié para facilitar el alambrado: Cuando terminé, bastante rápido, claro, de alambrar esas pequeñas ramitas, había surgido un potente mame de acebuche en estilo moyogi, y era más evidente que el trozo de jin sobraba:
Y esto es lo que había crecido en 6 meses, estamos a 10 de julio, y había que empezar a quitar alambres clavados y a pinzar para ir aumentando la ramificación secundaria. Un brote cercano al jin eliminado me permitió ir formando el comienzo de la rama principal, y había crecido muy bien:
Así que a alambrar y a recolocar algunas ramitas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario